Atención médica
De acuerdo al CMP, en el Perú se cuenta con alrededor de 700 neurólogos colegiados. Solo un 13.9% del personal médico atiende en zonas de extrema pobreza, y de este porcentaje se tiene que 10.1% son médicos y solo un 0.9% son médicos especialistas, mientras que los enfermeros (16.6%) y obstetras (26.6%) son quienes asumen más funciones a este nivel [1].
Brecha terapeútica
Según la OPS en el 2019, se estima que la brecha terapéutica, porcentaje de personas con epilepsia cuyas crisis no se tratan apropiadamente en un momento determinado, asciende a un 75% en los países de bajos ingresos, y es superlativamente mayor en las zonas rurales que en la urbanas [2].
Prevalencia de depresión
Según B. Mesraoua et al. [3], las personas con epilepsia poseen una prevalencia activa de depresión de 23.1%, valor que es 4 o 5 veces más alto que en la población general. Asimismo, señala que la prevalencia de ideación suicida es de 23.2% y de ataque suicida, 7.4%.
Porcentaje en zonas rurales
Cifras de estudios estadísticos del 2018 indican que aproximadamente 45 millones (65%) de las personas que padecen de epilepsia, viven en áreas rurales de países clasificados como en desarrollo, a comparación de 17 millones que residen en áreas urbanas [4].
¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia es un desorden neurológico crónico, caracterizado por una actividad eléctrica cerebral anómala que provoca crisis epilépticas, conductas o sensaciones anómalas e incluso pérdida del conocimiento [5].
La presencia de convulsiones no necesariamente desencadena en epilepsia como diagnóstico, para ser considerada como tal, requiere de la presencia de por lo menos una convulsión epiléptica, y deben estar presentes también factores predisponentes a convulsiones recurrentes [6].
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Clasificación según la etiología
La epilepsia es causada tanto por factores congénitos como adquiridos, aunque su etiología es compleja y en la mayor parte de los pacientes que la padecen es desconocida. Una forma de clasificar la epilepsia según su causa es la siguiente:
- Idiopáticas: Se desconoce su causa. Podrían existir factores genéticos implicados. No existe otra enfermedad que la propia epilepsia.
- Sintomáticas: Existe una causa clara subyacente. Hay un trastorno del sistema nervioso central que aumenta el riesgo de epilepsia como traumatismo craneoencefálico, ACV, meningitis, patología metabólica u otros factores
- Criptogenéticas o probablemente sintomáticas: Se sospecha la existencia de un trastorno del SNC o causa sintomática, que no puede determinarse por los medios actuales [7].
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Las convulsiones suelen catalogarse, en función de cómo comienza la actividad cerebral anormal, como:
- Generalizadas: se producen en todas las áreas del cerebro. Dentro de está clasificación se encuentran las convulsiones tonicoclónicas
- Focales: la descarga comienza en una zona concreta que puede extenderse al resto de la corteza cerebral [8].
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Convulsiones tonicoclónicas
Las crisis convulsivas tónico-clónicas son el tipo de convulsión más frecuente y severa asociada a epilepsia, presenta 3 fases:
- Aura: es una convulsión parcial simple o compleja. La persona puede experimentar sensaciones anormales como un olor particular, vértigo, náuseas o ansiedad. Algunas personas nunca experimentan esta fase
- Actividad tónica: Se presentan espasmos tónicos fuertes de los músculos que expulsan el aire de los pulmones y provocan un llanto o un gemido. También puede salir saliva o espuma de la boca. La rigidez de los músculos del pecho puede dificultar la respiración
- Actividad clónica: Los músculos del individuo se contraen y relajan rápidamente, yendo desde pequeñas contracciones articulares hasta violentas sacudidas o vibraciones de las extremidades. Es usual observar que los ojos se cierran o realizan un movimiento hacia arriba, además de producirse laceraciones en la lengua. También se observa que los labios y extremidades se tornan azules [9].
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Tratamiento
Consiste en una variedad de terapias, que incluyen medicamentos anticonvulsivos, estimulación nerviosa, terapia dietética y procedimientos quirúrgicos, pueden abordar las convulsiones y, en muchos casos, mantenerlas bajo control. Además del tratamiento farmacológico, existen estrategias no farmacológicas que actúan como complemento para controlar las convulsiones o para pacientes intolerantes a los fármacos. Entre estos complementos, está la dieta cetogénica, la cual consiste en ingerir alimentos que induce la formación de cuerpos cetónicos [8].